Su nombre lleva a confusión, ya que su motricidad no se generaba mediante aceña, sino por cubo y rodezno, como otros muchos del lugar. Data del siglo XIII, su aspecto de baluarte almenado- defensivo así lo pone de manifiesto. Es el primero de los pertenecientes al recientemente ampliado Parque de la Oromana; puede accederse al mismo desde la explanada de la feria.
Tras estos días de lluvia, impresiona el caudal del venero que lo abastecía, aguas cristalinas que luchan contra los asquerosos vertidos procedentes del arroyo salado, un autentico atentado ecológico que se inyecta en el Guadaira, y que solo su erradicación permitiría hablar de un río con vida.
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