Jornada de rápida en Lora. Mañana fresquilla, gris de colores quebrados. Pero al medio día el sol pudo con las nubes, me deslumbró, y los amarillos me arrastraron al precipicio. Hay que marcarse un guión previo y ceñirse a el. Lo se, lo se... pero los malditos verdes se apoderaron del escenario, del pintor y de la paleta, para acabar en el pincel, pasar al soporte, y al abuso de matices.
Bueno, el jurado puso algo de su parte, no les atrajo ninguna de las acuarelas presentadas. Algunos persisten en etiquetarla de hermana pobre. Pero se equivocan.
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