martes, 31 de agosto de 2010

EL PODER DE LA LÍNEA


Para Ingres, la línea, el trazo, lo eran todo, se le atribuye una frase muy contundente: en una pintura, el dibujo debe ser las tres cuartas partes y media de la misma. Tal era la importacia que el neoclásico francés atribuía al dibujo, a su limpieza, y al contorno de sus figuras.
Bastante después, ya en el siglo XX observamos que el poder de la línea en Matisse se eleva a los altares, (a los altares del arte, se entiende).
Con el desarrollo del op-art y otras corrientes como el minimalismo la línea adquiere una nueva dimensión.
En el campo del grabado, es donde la línea se convierte en el eje articulador, bien si trabajamos el aguafuerte, la punta seca, o el buril directo. Similar a este último en sus resultados pero por supuesto mas toscos resultan el linóleo y la xilografía. Dos pequeñitos linóleos, son los que subo ahora, contienen cierta carga erótica, pero la línea los "disculpa".

Pertenecen a una serie más amplia, que subiremos en otra ocasión. En los mismos trataría de eso, de poner de manifiesto el poder de la línea.

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