ACUARELANDO

Domingo por la mañana. Dicen, que de feria en Dos Hermanas. Preparo las alforjitas de la bici con todos los bártulos que me dicta el listado de socorro, (sobre el que descansa mi mala memoria).

Como vivo en la "afueras" en pocos minutos me encuentro en plena naturaleza. Despliego el material mientras observo al águila ratonera que busca su desayuno desde muy baja altura, parece quererme saludar con su presencia. Es de agradecer.

Me sorprendo del silencio, hace años las chicharras con su reiterada sinfonía le acompañaban a uno por doquier, y los saltamontes se apartaban a nuestro paso mientras las abejas zumbaban y polinizaban. Se me antoja que los herbicidas y pesticidas son los causantes de la gran soledad que se percibe en el campo.

Hay que trabajar rapiditos, la sequedad es extrema y la acuarela se seca nada mas tocar el papel. Busco, y encuentro la glicerina, (para algo sirve el listado), también recurro a la navajita para solucionar los primeros planos, y capturo un par de ciclistas que hacen "piernas" por los desnudos cerros, tratando de eludir los manchones de gravilla, tan traicioneros, y que aconsejan llevar casco y alguna otra protección.
Al poco, un rebaño interminable de ovejas y algunas cabras se deja ver en la vaguada, con paso cansino, a veces interumpido, van desapareciendo entre una sifonía de balidos y el empuje de tres perros de agua y un viejo mastín.

Acuarela/papel S. Waterford 300gr. 31x23 Precio: 50 €

Busco la botella de agua, echo un trago, recojo, y compruebo que la rueda trasera está baja de presión. Gracias a mi bendita lista no se me ha olvidado la bomba de inflado, así que solvento el problema. Conclusión: en acuarela hay que ser previsor.