martes, 24 de noviembre de 2009

LA BELLOTA

La ejecución del trazo, la búsqueda de "calidades", la observación del detalle... son los referentes cotidianos del quehacer dibujístico. El dibujante escudriña lo epidérmico como el poeta lo hace manejando el diccionario.

La práctica del dibujo nos enriquece, ampliando nuestra visión del mundo, del continente y del contenido; de lo general, y de lo particular; de la génesis y del ocaso de los elementos observables y abarcables. Tambien de lo inabarcable, de lo efímero, de lo vivido o de lo soñado.

El dibujo, se convierte en fuente de placer desde la más temprana edad, cuando el niño descubre que no necesita palabras para comunicarse, porque el dibujo, -sus dibujos, poseen la magia y el poder de la comunicación universal.





Grafito/papel 10x17 cms. Bajo paspartú de 20x26 50 €

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