Ocurre bastante a menudo, (cuando me preguntan sobre los Cursos que imparto); me encuentro con frases como: -"yo domino perfectamente el dibujo"; -"yo no tengo problemas con el dibujo…"; o la última que me han “soltao”: -"yo, en dibujo voy sobrao”. -Y se quedan tan panchos y contentos. Yo, sin embargo, para mis adentros, me quedo perplejo.
Después, a la hora de verdad, cuando se les pone un modelo
del natural delante, la cosa cambia, y a veces cambia y mucho. Si no fallan en
perspectiva, lo hacen en
modelado, o en
composición; y del tema de los
escorzos ya ni hablemos.
Pero bueno, cada cual se valora como quiere; lo cierto es que en materia dibujística hay mucha tela que cortar, y que a menudo vemos a ¿pintores? locales haciendo gala de un “oficio” que deja bastante que desear. Puede que en otra ocasión entremos en este espinoso terreno, (el de la mediocridad dibujística nazarena, que daría para escribir más de un volumen), por ahora nos contentaremos con lanzar al aire esta apreciación, constatada como galerista y observador del panorama artístico, durante más de dos décadas.
Y vamos al lío: ¿
Qué entendemos por dibujar bien? Dibujar bien, no es
reproducir una foto de escarabajo pelotero y hacer que se parezca tanto al original que se puedan confundir entre sí; dibujar bien no es trabajar un rostro desde una foto hasta conseguir un parecido real con un modelado suave a base de insistir con el difumino; o lograr
verismo en la representación de los encajes de la Vírgen de turno. No, dibujar bien no es eso; porque eso, como me decía Paco Cuadrado tiempo ha, es todo
cuestión de echarle horas de trabajo al tema en cuestión.
Pero entonces… ¿Qué es dibujar bien? Dibujar bien exige ante todo adquirir
mentalidad de dibujante. Educar el ojo, para imaginar la representación en su
conjunto, observar los
espacios vacíos y darles la importancia que merecen, (que no es poca); conseguir un trazo
fluido, donde la presión del lápiz consiga el
tono justo, sin la intervención permanente del difumino y la goma, e intentar
con las descargas mínimas de líneas y manchas expresar lo máximo.
Por otra parte, dibujar, significa "acercarse" al menos a las formas ortodoxas y al bien hacer de los grandes dibujantes considerados ya “clásicos”, dígase
Leonardo, Ingres, o Fortuny; pero además,
dibujar hoy significa también: indagar en el trazo de
Matisse, (tratando de explicarlo todo con una línea serpenteante); ver descargas aéreas y fluidas de
Picasso; observar los garabateados de
Rafael Alberti, poetizando el
trazo; o la
gestualidad de
Dalí transmitiendo su estado anímico y su seguridad, (o su inseguridad a veces)... y por supuesto, bucear en las maneras de
Egon Schiele, referente y modelo para tantos universitarios actuales.
DIBUJAR, también exige el comportarse como
diseñador, y como
arquitecto, o ilustrador; haciendo que las ideas preconcebidas se materialicen en el papel de una manera
inteligible y artística, como hiciera
G. Doré, con La Divina Comedia de Dante (y otros tantos libros mitológicos); convertir las ideas y la descripción literaria ajena, en dibujos que casi superaron a la obra en sí.
Gustavo Doré: Obra-ilustración de La Divina Comedia, de Dante.
Y por último, dibujar bien significa adquirir una manera propia de tratamiento, de tal suerte que los temas que abordemos, (anatomías, paisajes, naturalezas muertas…) identifiquen al autor, y lo separen de los demás por su peculiar forma de hacer, o lo que es lo mismo poner su sello personal, como lo hacen contemporáneos nuestros, como Antonio Milla, Sánchez Baillo, o Antonio Agudo. Eso, es saber dibujar.
Después de este sintético “repaso”, imagino que más de cuatro debieran someterse a una cura de humildad, algo que viene muy bien por estos lares en materia artística.
Los que tengan “algo que decir” en materia dibujística, no estaría de más que se batieran el cobre en alguno de los Certámenes Nacionales dispersos por toda nuestra geografía; si desean las “bases” de alguno puedo facilitárselas, aunque es muy fácil acceder a ellas con la tecla del “ratón”.
El dibujo de la derecha fue seleccionado en el Certámen de Dibujo que anualmente convoca el Ayuntamiento de Benalmádena y expuesto en el Castillo Bill Bill.

Por mucho que se insista, nunca será lo suficiente, en lo que respecta al perfeccionamiento en materia dibujística. Las actuales Facultades de Bellas Artes minimizan el dibujo, y magnifican la “creatividad”; una pena, y así salen como salen, tras cinco años de carrera. Yo, por mi parte... seguiré intentando aprender a dibujar.