martes, 21 de abril de 2009

Sin Dibujo no hay Paraiso (3)

El “saltito” a la sanguina desde la “seguridad” del grafito no siempre resulta satisfactorio. La mar de las veces se sobrepasa uno en la “dosis”, o lo que es lo mismo se presiona en exceso, y se confía demasiado en posteriores rectificaciones. El resultado: un dibujo “machacado”.
Desarrollar las posibilidades de los lápices de sanguina, sepia, (y otros colores en lápices pastel), requiere de un cierto tacto. Como decía, la presión inicial debe ser mínima, como “acariciando” el papel. Esto se consigue sosteniendo el lápiz con solo dos dedos: pulgar e índice y haciendo que el trazo sea fluido y sutil, dejando la muñeca rígida y basculando el codo, incluso el hombro si el trazo es amplio.
Si las descargas dominantes son de oblicuas, (paralelas entre sí), tomaremos el lápiz muy inclinado, casi paralelo al papel y sin presionar excesivamente lo haremos girar un poquito cada dos o tres trazos, de esta manera aprovecharemos sus aristas para lograr líneas de poco grosor.
En el dibujo de abajo he introducido algunos otros pasteles de color, no es lo más aconsejable en los inicios; es preferible centrarse en las variaciones tonales, aplicando diferentes presiones con el lápiz y modificando las tramas.


La sanguina puede manipularse con el dedo corazón o el meñique para “fijarla” y también para conseguir difuminados, aunque es preferible darle fijador, o en sustitución del mismo una laca barata, (no quiero decir marcas).
Este dibujo ha sido elaborado del natural, y casi todos los alumnos lo han ejecutado en sanguina, pero cada cual le ha dado más o menos énfasis a los tamaños y a las luces y sombras, así como a la disposición de los nísperos y sus hojas, (según su punto de vista).

No hay comentarios:

Publicar un comentario